A diferencia de las flores naturales, las flores preservadas no necesitan agua o luz para mantener su belleza durante un largo periodo de tiempo.
Lo más importante para mantener estas flores es que no entren en contacto con el agua y que no les dé el sol, ya que se decoloran.
No se deben rociar con laca, nunca. Para quitar el polvo, basta con pasar un plumero ligeramente por encima.