Poto

Poto: El todoterreno de interior

El poto, también conocido como pothos o potus, es una de las plantas de interior más populares y resistentes que existen.

Su facilidad de cultivo, su capacidad para purificar el aire y su exuberante follaje lo convierten en una opción ideal tanto para principiantes como para expertos en jardinería.

En este artículo, exploraremos sus características, consejos de cuidado, necesidades de abono, luz y riego, así como su historia y simbolismo.

Nombre científico: Epipremnum aureum

Características principales

El poto es una planta trepadora originaria de las selvas tropicales del sudeste asiático y las islas del Pacífico. Se caracteriza por sus hojas en forma de corazón, de color verde intenso o variegado con tonos amarillos o blancos, dependiendo de la variedad.

Puede crecer tanto en tierra como en agua y es capaz de desarrollarse en diversas condiciones, lo que lo convierte en una planta extremadamente adaptable.

En su hábitat natural, el poto puede alcanzar varios metros de altura al trepar sobre árboles gracias a sus raíces aéreas. Sin embargo, en interiores, suele cultivarse en macetas o cestas colgantes, donde sus tallos pueden caer en cascada, aportando un toque de frescura y elegancia al espacio.

Cuidados esenciales

A pesar de ser una planta muy resistente, el poto tiene ciertos requerimientos para mantenerse saludable y vibrante. A continuación, te detallamos los aspectos clave de su cuidado.

1. Luz

El poto puede sobrevivir en condiciones de poca luz, pero su crecimiento será más vigoroso si se encuentra en un ambiente con luz indirecta brillante.

En lugares con escasa iluminación, es probable que sus hojas pierdan parte de su variegación y se tornen más verdes. Evita la exposición directa al sol, ya que puede quemar sus hojas.

2. Riego

Uno de los mayores atractivos del poto es su alta tolerancia a la sequía. Se recomienda regarlo cuando la capa superior del sustrato esté seca, aproximadamente cada 7-10 días en verano y cada 15 días en invierno.

Es importante evitar el encharcamiento, ya que el exceso de agua puede provocar la pudrición de las raíces. Si las hojas comienzan a ponerse amarillas, es posible que la planta esté recibiendo demasiada agua.

3. Abono

El poto no es especialmente exigente en cuanto a fertilización, pero un aporte regular de nutrientes favorecerá su crecimiento.

Durante la primavera y el verano, se recomienda abonarlo una vez al mes con un fertilizante líquido equilibrado diluido en el agua de riego. En otoño e invierno, cuando su crecimiento se ralentiza, no es necesario abonarlo con tanta frecuencia.

4. Poda y mantenimiento

Para estimular un crecimiento más frondoso y evitar que los tallos se alarguen demasiado, es recomendable podarlo periódicamente.

Además, eliminar las hojas secas o amarillas ayudará a mantenerlo sano y con buen aspecto. Si deseas propagar tu poto, basta con cortar un tallo con varias hojas y colocarlo en agua o en tierra húmeda; en pocas semanas, desarrollará raíces y podrás trasplantarlo a una maceta.

Historia y simbolismo

El poto ha sido una planta apreciada en diversas culturas debido a su resistencia y facilidad de crecimiento. En la filosofía del Feng Shui, se considera una planta que atrae la prosperidad y la buena suerte, especialmente si se ubica en la entrada del hogar o en la zona de la riqueza.

Además, en algunas tradiciones, se cree que el poto simboliza la perseverancia y la resiliencia, ya que puede sobrevivir en condiciones difíciles y continuar creciendo con fuerza. Esta cualidad lo convierte en un regalo ideal para quienes inician un nuevo proyecto o enfrentan cambios en sus vidas.


El poto es una planta versátil, decorativa y de bajo mantenimiento que puede adaptarse a casi cualquier entorno.

Su capacidad para purificar el aire, su facilidad de propagación y su simbolismo positivo lo convierten en una elección perfecta para hogares y oficinas. Si buscas una planta resistente y elegante, el poto es, sin duda, una opción que no te decepcionará.